Mientras caminaba ayer con el profesor Antonio Piñero en el foro de Torreparedones, éste me hablaba acerca del día en que la vida en la tierra tocará fin, momento incierto claro está, en la fecha y en el modo en que habrá de acontecer. Sin embargo lo que proporcionaba más certeza a nuestro sabio en lenguas y culturas antiguas era el hecho de que rotos los mitos y ritos que enraizaban a nuestra sociedad con el pasado, ésta tenía delante la tarea de reinventarse o por el contrario estaría más muerta que viva, incluso manteniendo el taquicárdico latido actual.
Andábamos rodeados de periodistas y fotógrafos –José Luís Ramos, Agustín Jiménez, David Sánchez-, investigadores y profesores – Antonio Piñero, Ángeles Courel, Mª del Carmen Padilla y Luis Bueno-, así como bloggers – Pilar Tupersonalshopperviajero, Laura Viajealatardecer, Rubén Voyainternet, Fran Myguiadeviajes, Miguel Kebrantin, Raúl Msn viajes -, convocados por el proyecto BAENACULTURA promovido por el ayuntamiento de Baena. Entre las explicaciones del arqueólogo del Ayuntamiento de Baena, José A. Morena, no cesaban de dispararse las cámaras de fotos, enviarse mensajes cortos desde Twitter, mantener conversaciones maravilladas al son de los descubrimientos arqueológicos y disfrutar de las vistas por más que la mañana no dejase de estar envuelta en brumas.
Llegaban al grupo los ecos del terrible terremoto y posterior tsunami que pocas horas antes había arrasado buena parte de la isla de Japón, causando daños tan dramáticos que aún veinticuatro horas después no llegan a valorarse ni en vidas humanas ni en otras consecuencias ambientales y materiales. No dejaba de atender llamadas telefónicas, David Esteban, un español en Japón, en ese momento intrépido visitante en el interior de un mausoleo recién descubierto en Torreparedones.
Viéndole, tan vitalista y emprendedor como cualquiera de nuestros jóvenes bloggers, se me venían a la cabeza las palabras de Cicerón como un recordatorio preciso sobre la fragilidad de la vida, cuando hablaba de lo efímero de las cosas terrenales y la permanencia cada vez más santa de los sepulcros.
Hoy, más conscientes de la gravedad de lo acontecido en Japón, cuyos ciudadanos tanto aman nuestra cultura, leyendo la tranquilizadora nota de David en su blog respecto a la salud personal de sus allegados, quisiera a través suya en nombre de los amigos de BAENACULTURA y desde Torreparedones enviar al pueblo japonés nuestra condolencia y solidaridad.
En ese sentido, nuestro paseo ayer entre piedras, es un recorrido a través del cual ganar fuerza ante los retos difíciles, contemplando como veinte siglos después el alma de nuestros antepasados se libera para vagar de nuevo entre las tiendas del mercado romano, el abatido castillo medieval, las murallas o la fuente de aguas curativas. Nos detenemos por unos minutos en ese santuario donde los íberos de hace más de dos mil años llegaban a dar culto a una diosa a la que pedían salud y ofrecían exvotos, un lugar donde en definitiva sentían y eran. A aquella diosa antigua, Dea Caelestis, que era símbolo de fertilidad y vida, miramos hoy con el pensamiento puesto en los hermanos del pueblo japonés.
Con los mejores deseos de las personas que por parte del Ayuntamiento de Baena y ADEGUA os acompañamos durante vuestra estancia en BAENACULTURA.