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MAPAMUNDI DE LA FELICIDAD

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Siempre exigente en sus textos, Timothy Garton Ash, escribía en EL PAIS sobre la felicidad en un mundo hecho trizas, subrayando como los gobernantes del mundo andan por un lado y otro, intentando recuperar la marcha de los motores del crecimiento sin reparar ellos ni los ciudadanos que gobiernan, en la insostenibilidad de un modelo de desarrollo como el que ha sufrido el actual colapso crítico. Alude en su interesante artículo a la paulatina introducción de indicadores de felicidad como parámetros para medir el desarrollo humano. Una cohorte de psicólogos y economistas, han puesto sobre la mesa, a partir de bases de datos de diferente procedencia, valores mundiales de felicidad, o mapas universales de la distribución de la felicidad por países.  El Top 20 de los países más felices, fue el siguiente:

1. Denmark
2. Switzerland
3. Austria
4. Iceland
5. The Bahamas
6. Finland
7. Sweden
8. Bhutan
9. Brunei
10. Canada
11. Ireland
12. Luxembourg
13. Costa Rica
14. Malta
15. The Netherlands
16. Antigua and Barbuda
17. Malaysia
18. New Zealand
19. Norway
20. The Seychelles

Otros resultados destacables son:
23. USA
35. Germany
41. UK
62. France
82. China
90. Japan
125. India
167. Russia

Los tres países menos felices serían:
176. Democratic Republic of the Congo
177. Zimbabwe
178. Burundi

Se han desarrollado aproximaciones prácticas con las que poder calcular el correspondiente índice, y algunos países como Bután se distinguen por haber incorporado un Índice Bruto de Felicidad como indicador nacional de desarrollo.

En Oleopolis escribimos con frecuencia sobre los límites del crecimiento turístico, y el racionamiento o el decrecimiento como alternativas. Tal vez sea hora de pensar en la felicidad propia y ajena cuando tomamos decisiones como consumidores y viajeros. O acaso no era la búsqueda de la felicidad el objetivo del viaje.

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OLEOTURISMO (II) Museos

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La primera apuesta por valorizar la cultura del olivo arrancó, entre otras actuaciones pioneras,  con la creación de algunos museos dedicados a la cultura del olivo y el aceite de oliva. Hasta hace veinte años, las piezas ligadas a la industria del aceite o a la cultura olivarera habían sido objeto de colección o exhibición junto a otros objetos etnográficos o industriales. El lanzamiento fundacional vino del siempre destacado Museo dell’Olivo Fratelli Carli, en Imperia (Italia), seguido por una saga de museos en países mediterráneos como Grecia, Turquía o Francia. En España, la evolución se vivió con un cierto boom, dando lugar a un fenómeno extendido casi en todas las comunidades autónomas del país. El Museo de la Hacienda de la Laguna, en Baeza, representa una apuesta donde la arquitectura soberbia de la edificación, y algunas piezas decontextualizadas pero extraordinarias, han echado siempre en falta un proyecto que diera unidad y estrategia a una oportunidad única, pero lamentablemente inacabada a pesar del encomiable esfuerzo de su actual empresa gestora. A fines del pasado siglo se encontraban perlas centenarias, en desigual estado de conservación. Una temprana recuperación sirvió para poner en valor el molino de Nigüelas (Granada), mientras en la otra punta del país, se hallaba un original molino centenario en Las Parras de Castellote (Teruel), o en otro extremo, se comenzaba con la restauración del Lagar del Mudo en San Felices de los Gallegos (Salamanca), cercano al cual se hallan el Solar de Cortiços en Tras-os-Montes y el Núcleo Museológico de Idanha-a-Velha, en la Beira portuguesa. En el año 2000, el Ayuntamiento de Baena (Córdoba), creó sobre la base de un molino de principios del siglo XX, el que sería el primero de los museos enfocados como centros de interpretación y agentes dinamizadores de la cultura del olivo, el Museo del Olivar y el Aceite de Baena. Vinieron en los últimos años numerosas restauraciones, adaptaciones a usos turísticos u hoteleros sobre la planta y las piezas de viejos molinos, hasta formar un mapa de recursos que acaba de ser reunido en un libro que pronto verá la luz, Museos del Aceite de España, del que es autor el malagueño Paco Lorenzo Tapia.    Coleccionista de miniaturas primero, presidente de la Asociación OLEARUM más tarde, y viajero a través de los recursos del olivo, ha preparado esta cuidadosa guía de museos que incluye también agroturismo, paisajes culturales u olivos monumentales, rutas y otras posibilidades oleoturísticas. En el pasado Congreso Internacional de Oleoturismo, se presentó junto al libro, la experiencia de varios museos, que exponen algunos de los perfiles culturales y humanos presentes en la guía. El Lagar del Mudo representa un modo de hacer. Tuve oportunidad de conocer a Jesús y Marce, sus propietarios, poco después de la apertura del Museo, allá por 2002. Son artífices de un proyecto de rehabilitación sin duda ejemplar, como reconoció el Premio Europa Nostra, convertido años después en un modesto pero extraordinariamente cálido elemento dinamizador de San Felices de los Gallegos, municipio modesto, fronterizo y orgulloso en su torre de la historia pasada. Julio Rodríguez-Calvarro, médico de Robledillo de Gata (Cáceres), nació junto al muro de un molino, así que el primer sonido que escuchó fue el crujir de una muela olearia. Celoso de perder ese recuerdo hizo del edificio su casa y del molino, otro museo de autor, como el de sus vecinos salmantinos. Unos y otros sienten, como escribe Julio en un libro titulado “Hijos del Aceite”, correr el oro verde por sus venas. Se trata del Molino del Medio. A unos centenares de kilómetros y unas décadas después nació José Luís Calpe, tercer actor de este pasaje museístico, que también vino al mundo vecino de un molino ahora convertido en museo, apartamentos y bandera oleoturística del levante interior. El Museo del Aceite de Segorbe es una apuesta enclavada en el corazón del oleoturismo , en tanto que intenta aprovechar el valor diferencial del aceite de oliva, más aún en estos tiempos que se adivinan difíciles para aquellos productores que se despreocupen de la innovación, como revulsivo necesario ante un cambio de ciclo.

Tras este reconocimiento justo a los apasionados y activos propietarios de estos molinos revalorizados, llega la hora de sentirse definitivamente en el siglo XXI. Resuelto el cuidado de los edificios y las colecciones, habrá que abordar una estrategia común desde la que poder adentrarse en esos otros objetivos intrínsecos a la labor museística como son la educación, la investigación, la comunicación, el trabajo en red o la introducción de las nuevas tecnologías. Todo ello en un contexto complejo y diverso donde intervienen otros recursos y actores territoriales. Serán asuntos de un próximo post oleoturístico, el tercero de esta serie.

 

OLEOTURISMO (I) Oda al olivo

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¿CRISIS, QUÉ CRISIS? CRISIS TURÍSTICA Y CONOCIMIENTO

Los políticos profesionales y los periodistas son dos colectivos que se pasan el día hablando de crisis. Para no defraudar las expectativas, Francesco Frangiali, Secretario General de la OMT, habló de ello en su intervención inaugural de la Conferencia “El conocimiento como valor diferencial de los destinos turísticos”, que tiene lugar estos días en Málaga, co-organizada con la Junta de Andalucía. Para tranquilidad de los pesimistas vino a decir que no habrá un “tsunami turístico”, que el turismo resiste (alrededor de 900 millones de turistas internacionales el año pasado, con un crecimiento del 6,6% y en 2008 de un 3,8% hasta Agosto), que los países emergentes soportan mejor la crisis y son quienes con mayor fuerza están incorporando turistas a las estadísticas, y que las familias intentarán mantener las vacaciones por más que haya recortes en el tiempo o en el gasto. Digamos que la versión oficial del establishment se parece a la relativización del impacto y enfatizar la capacidad de resistencia. Es lo que alguien llamaría “la visión 2020”. Más allá de la verdad ilustrada, este argumentario aporta poco conocimiento a una situación de crisis, así que les añadiré algunos comentarios que encontré más creativos e innovadores, como entiendo corresponde a una situación como la actual. Nada mejor que una anécdota para describir la velocidad de los acontecimientos. La contaba esta misma tarde en la conferencia, el danés Peter Billing, responsable de las estadísticas regionales turísticas en Dinamarca. El buen hombre se había despertado a las cuatro de la madrugada con un mensaje de móvil aterrador: Sterling Airline estaba en bancarrota. No es que fuera un importante accionista de la compañía, sino de uno de los miles de clientes que se quedaban automáticamente sin vuelo de regreso a su casa. Repuesto del susto, dio una justificación más a quienes se empeñan en seguir hablando de crisis. Pero íbamos a las ideas. He aquí algunas:

En otra parte está Nueva Zelanda, pensé según escuchaba la presentación de Bruce Bassett, del Ministerio de Turismo. Su segmentación de los mercados, su interés en dar cabida a la participación de los turistas, la investigación técnica ofrecida a los profesionales y usuarios, así como la metodología y presentación misma, les colocan en otro punto del dial turístico.

Varias intervenciones de Robert Lanquar aspiraron a dirigir la atención sobre una visión crítica capaz de superar pasados enfoques neoliberales de crecimiento. Su interés por abordar nuevas vías medioambientales o sociales queda de manifiesto en este artículo sobre “Turismo, Migraciones y Codesarrollo”.

Varios asistentes entre el público apostaron por nuevas vías integradoras de los nuevos retos (cambio climático, crisis económica, etc.),  sobre los viejos escenarios. En ese sentido con una demanda tan cambiante, segmentada y dinámica, resulta ciertamente pertinente preguntarse si resulta interesante la actual estadística turística (tanto de flujos como de impactos económicos), como si responde a las necesidades, como en el fondo, qué queremos saber. Expertos de la experiencia de Calvin Jones, acabaron por mostrar también su propio escepticismo crítico, sobre los sistemas de contabilidad ensayados y su utilidad futura.  

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¿CRISIS, QUÉ CRISIS?

 

 Foto; Duane Hanson «Traveller»             Foto: Juan Brito (EL PAIS)

 

La mala noticia de que el turismo flaquea ha llegado hoy a los periódicos con sus datos ciertos –caída del 5,9% de turistas en septiembre-, sus matices – golpeo directo al turismo estival y playero e impacto en las comunidades más dependientes de esta temporada-, tendencias –el alojamiento hotelero sigue cayendo-, e interpretaciones políticas o de cúpulas empresariales.

Como no soy experto es mejor mantenerse en silencio, si acaso renovando la esperanza en que alguien sepa mirar algo más lejos de los datos de hoy y se preocupe por los de pasado mañana, que más allá de grandes magnitudes deberían verdaderamente creerse eso que se ha repetido hasta la saciedad en tantos foros, esto es, aprovechar para cualificar la oferta, buscar una clara especialización y saber poner los límites.

Algo que la gente simple, tiene bien claro y propone con sencilla originalidad. Lo leí hoy mismo del lanzaroteño Juan Brito, quien por su edad tuvo tiempo de conocer de primera mano el desarrollo turístico de la isla, refiriéndose así al desarrollo inmobiliario-hotelero y la posible respuesta: «»Ya no es momento de tirarlos, no debieron construirse, pero han formado parte del desarrollo y recibido a gentes de todo el mundo». Brito no quiere que se construya más y propone una idea: que se apunten los turistas por turnos. Las listas de espera, dice, «contribuirán a agigantar la fama de la isla».»

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HOTEL EL ALGARROBICO, así se hizo…

¿Cómo puede levantarse un hotel de 20 plantas a 28 metros del mar y en terreno protegido? ¿Cómo pudo la promotora Azata del Sol erigir su mole en el parque natural del Cabo de Gata, en Almería, con todos los permisos y que, 20 años después del primer trámite, el juez falle que la licencia es ilegal? Estas son algunas de las preguntas que se hace hoy el reportaje publicado por EL PAIS, bajo el titular “20 años de bendiciones para un hotel ilegal”. Vale la pena leerlo para ver las triquiñuelas y la desfachatez con la que se actúa en asuntos urbanístico-especulativos. Algo así como si se tratase de un juego de niños para, pintando con los dedos, enladrillar y rellenar el mundo… Vean este video que hallé vía Turiscopia. No precisa comentarios…

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LA CARA OSCURA DEL TURISMO

Carlos Buj, viajero y bloguero, ha estrenado y puesto en la red un documental llamado La cara oscura del turismo, donde denuncia el modelo  urbanístico-especulativo que desgraciadamente ha caracterizado al turismo de masas español. En la costa o en la montaña, parecida situación. Sea Héctor Quijada para comentar la barrabasada sobre el litoral protegido murciano que representa Marina de Cope, o Paco Iturbe presentando los golpes bajos contra la montaña aragonesa, la situación es la misma. Cobertura institucional a proyectos especulativos privados que ni siquiera como señala Pedro Arrojo, son justificables desde el punto de vista desarrollista, menos lo son en este momento con el conocimiento que disponemos, la política ambiental que debiera cumplirse y la problemática derivada de los efectos del cambio climático que de manera asombrosa estos proyectos ignoran, cuando incluso hay sentencias judiciales que los tienen en cuenta, véase la sentencia contra la proyectada estación de esquí de San Glorio. Buen trabajo para un novato en la realización de documentales. Se echa en falta, no obstante la presencia de la parte denunciada –cuenta Carlos que por decisión propia de la misma-, y en todo caso la voz de los turistas actuales o potenciales, pues cuando se bendicen estos proyectos en nombre del turismo sería bueno que los propios turistas pusieran cara y defensa a estas iniciativas. O por el contrario tomasen la voz para contribuir a su paralización. Todo menos la persecución cómplice de los que denuncian y el silencio hipócrita de los que esperan obtener algún rédito. Un documental en la misma línea es el realizado por Daniel Orte, titulado “Territorio de abejas, paisaje de hombres”.

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DEFINICIÓN DE TURISMO (IV). La desaceleración como alternativa a las crisis del turismo

 

 

El decrecimiento es la expresión última de un posicionamiento al que se llega tras una afirmación de códigos o tópicos opuestos a los dominantes en la práctica actual de la industria turística. Así, frente a la movilidad, el exotismo, el consumo, la publicidad …, más allá de una utopía hay quien se manifiesta a favor de la proximidad, la frugalidad, la reducción de gastos o la lentitud. Philippe Bourdeau y Libéra Berthelot, de la Universidad de Grenoble están llevando a cabo un replanteamiento del hecho turístico a la luz del concepto de “decrecimiento económico”, sobrepasando los tópicos consensuados social y científicamente, acerca de los beneficios y la naturaleza apolítica y ahistórica del turismo. Su investigación ha partido de una encuesta exploratoria, varios acercamientos empíricos sectoriales y conduce a un ensayo general más especulativo. El concepto de decrecimiento refuta el economicismo y el productivismo como finalidad de las sociedades humanas. El primer cuestionamiento a hacer tiene que ver con la misma concepción del ocio y el tiempo libre en una sociedad de trabajo en cuyos valores está profundamente anclado. El concepto de vacaciones está en efecto orientado según los instrumentos del modelo económico dominante al hiper-consumo de recursos y se parece cada vez más a la jornada de trabajo.  Por otra parte el turismo habría contribuido con su propagandista valorización de los lugares lejanos a la devaluación global de los espacios de proximidad. En medio de una sobre-movilidad sin sentido el turismo llega a jugar el papel de una “junk mobility” donde por la compra de un cierto producto se regala un viaje. Los valores se habrían invertido en relación a décadas pasadas y la movilidad entendida como instrumento económico hace del inmovilismo una reivindicación nueva. El turismo se entiende sin duda como un sector clave de crecimiento para el capitalismo de producción cultural.

Sin embargo, el turismo es una vitrina de las desigualdades sociales y de la asimetría norte-sur. Así en Francia, 4 personas de cada diez no van de vacaciones, mientras que los profesionales superiores lo hacen en un 90% y los obreros un 48%, o menos de uno de cada quince va a esquiar. Según la OMT, sólo un 3,5% de la población mundial, concentrada en los países desarrollados,  tiene acceso al turismo. Frente al “liberalismo de rostro humano” que trata de proclamar la OMT, la creencia de que las “vacaciones de unos despiertan el malhumor de otros”. Justo para contraatacar, la OMT ha lanzado con fuerza sus campañas que promueven el turismo como “fuente de riqueza” y “agente de lucha contra la pobreza”, en la práctica poco más que contragolpe ideológico a las críticas.

La cuestión medioambiental ligada al turismo no es menos importante ni desigual en el origen de sus impactos. Así, un 5% de los franceses son responsables del 50% de las emisiones de GEI a causa de sus viajes turísticos nacionales, y el 10% más activo emite casi los dos tercios.   Según un estudio llevado a cabo por el Ministerio de Ecología francés, las emisiones de GEI debidas a los transportes pasaron en el conjunto de emisiones nacionales de representar un 21% a inicios del anterior decenio a un 26,5% actual. El peso de los desplazamientos turísticos representaba en 2006 un 3% de las emisiones totales de GEI y un 6% teniendo en cuenta el transporte internacional, y alcanzando un 8% al sumar el turismo de negocios. El 62% de esas emisiones correspondían al transporte aéreo y un 42% a los destinos lejanos, añadiendo como las prácticas más contaminantes están ligadas a los alojamientos de mayor categoría y actividades deportivas y de naturaleza, especialmente marítimas. El envejecimiento de la población, la expansión de los vuelos low cost y las perspectivas de multiplicación por dos del número actual de turistas en 2020, aconsejan según este informe, considerar “globalmente la cuestión de los instrumentos económicos, permitiendo limitar el uso de los transportes más contaminantes…”.

Por aquí y por allá, de L’Express al Washington Post o Terra Economica , se percibe la conciencia de la incertidumbre y la profundidad de la crisis, en tanto que el sector profesional y parte importante de las administraciones públicas e instituciones, continúan viviendo su euforia técnica, económica, financiera o inmobiliaria, apenas desplazando levemente los centros de gravedad de la atención mediática, asombrada y cómplice de los fuegos de artificio lanzados, vestidos siempre del confortable “beneficio sostenible”.

Los conflictos sociales ligados a una industria escasamente comprometida con la estabilidad y calidad de las condiciones de trabajo de sus empleados, la crisis ambiental y de imagen, el sentimiento anti-turista extendido, son entre otros, elementos a considerar si requiere aprovechar la crisis actual para abordar una crisis de modelo con soluciones verdaderamente originales y dirigidas a personas antes que a consumidores.

INFORMACIÓN:

http://www.degrowth.net ; www.decroissance.org ; www.decrescita.it

DEFINICIÓN DE TURISMO (I)

DEFINICIÓN DE TURISMO (II)

DEFINICIÓN DE TURISMO (III)

DEFINICIÓN DE TURISMO (IV)

 DEFINICIÓN DE TURISMO (V)

 

 

 

 

 

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DEFINICIÓN DE TURISMO (III). La quietud como alternativa a las crisis del turismo

Viajes punto y aparte, de Dominique Vernay (Salinas, Asturias). EL PAIS SEMANAL 31/08/2008

“-¿Qué tal las vacaciones?… ¿adónde fuisteis?

-Aún no lo sé, la agencia nos da las fotos mañana…ya te diré.

Silencio perplejo al otro lado del teléfono… ¿diálogo de besugos?, ¿cruce de líneas?, ¿estrés posvacacional?

-No sé de qué te extrañas, maja… ya te dije que la agencia que habíamos contratado era fantástica, aunque eso sí, muy cara. Pero lo pagas a gusto porque no tienes que ocuparte de nada… fíjate lo que te digo, de nada, ni siquiera tienes que salir de casa. Pero creo que lo pasamos muy bien y que en las fotos se nos ve muy contentos. ¿Y vosotros, qué tal?…

Si hay una alternativa radical en este momento frente a la generalizada orden de movilidad humana, ésta es la voluntaria quietud. La rebeldía, como un día fue el nomadismo, tal vez hoy sea sin duda mantenerse inmóvil. Una forma ensayada de viaje experimental.

Algunas referencias al respecto:

PROTOCOLO DEL QUIETO, “…  en virtud del cual se concedería a todos los hombres por igual un cupo de movilidad con un máximo de kilómetros a recorrer en el curso de una vida. Los viajes turísticos descontarían el doble de kilómetros mientras que no se registrarían las visitas a amigos, los desplazamientos solidarios, las estancias de trabajo o las becas de estudios, según el principio general de que sólo debería salir de su país el que tuviese algo que enseñar o algo que aprender. La idea sirve sobre todo para revelar irónicamente las destructivas consecuencias, ecológicas, económicas, políticas y sociales, de esta invasión de caníbales mirones que pasean libremente por el mundo su egolatría industrial. En otro mundo posible quizás se percibiría la necesidad y sensatez de esta propuesta. De momento nos conformaríamos con que pusiéramos del revés —para dejarlas del derecho— nuestras cabezas y comprendiéramos hasta qué punto es absurdo —y no normal—, contrario al sentido común y al buen juicio —y no lógico y natural— el que todo un país se organice para recibir alborozado a un blanco que quiere fotografiar se delante de la pirámide de Kéops mientras que todo un país se organiza para tirotear y apalear en una valla a un negro que quiere construir una casa…” ‘Turismo: la mirada caníbal’, Santiago Alba Rico

– VAGABUNDOS Y TURISTAS. Un retoque a un texto original de Zygmunt Bauman, con el argumento de negar la supuesta libertad de los turistas, quienes conducidos por la sociedad de consumo, birlada su libertad de elección ante propuestas cerradas y privados de sus derechos elementales, son víctimas encarceladas de una movilidad supuestamente liberadora. Por el contrario, serían los quietos los verdaderamente libres, al optar junto a los excluidos, por una voluntaria quietud. Una declaración de guerra en toda regla contra la industria opresora del viaje. El citado texto, extraído de una conferencia de Bauman en 1995, titulada “Turistas y vagabundos: héroes y víctimas de la posmodernidad” (La posmodernidad y sus descontentos. Ed. Akal, 2001, pág. 119), quedaría así: “… Los turistas, víctimas del mundo que hizo de los quietos sus héroes, tienen su utilidad, después de todo; tal y como les encanta decir a los sociólogos, son ‘funcionales’. Resulta difícil vivir cerca de ellos, pero es impensable vivir sin ellos. Es el cariz extremadamente escandaloso de sus privaciones el que reduce las preocupaciones propias al rango de inconveniencias marginales. Es su desgracia manifiesta la que mueve al resto a dar todos los días gracias a Dios por haberlos hecho turistas…”

– NÓMADAS DIGITALES. Vidas nómadas las de estos digitales a quien un reportaje de THE ECONOMIST comparaba con cangrejos ermitaños arrastrando sus cachivaches. Sin embargo, un nomadismo que no debe confundirse con la migración ni con el viaje, muerta la distancia, interconectado el mundo. Para el nómada digital no importa el desplazamiento, lo relevante es la permanente conectividad. Estos cambios tecnológicos soportan y contribuyen a acelerar nuevas formas de nomadismo social, con poblaciones cada vez más ligeramente conectadas. Cinco de cada diez best sellers escritos en Japón en 2007 lo fueron en teléfonos móviles. Los pioneros orientales marcan la tendencia que más tarde la corriente mundial seguimos. Los espacios se hacen híbridos y multifuncionales, flexibles.  Los oasis para nómadas sustituyen los viejos “terceros espacios sociales”, si bien creando habitáculos físicamente llenos pero psicológicamente vaciados. Incluso los patrones de viaje ‘radiales’ de la oficina a la oficina, cambiaron por otros en forma de ‘margarita’, de terceros lugares a otros terceros lugares. Movilidades forzadas de cangrejos con su casa a cuestas.

– AUTONOMADÍA. El antropólogo Franck Michel escribe sobre ‘turismo de proximidad para identidades plurales’. No dice que el turismo se haya convertido en plaga, sino directamente en una guerra que amenaza movilizar en todo el mundo más de mil seiscientos millones en 2020, sin hacer cuentas de lo que representa el turismo doméstico en el interior de cada país. Horrorizado ante lo que puede representar para la vida del ser humano en el planeta y en particular para este último, se plantea una refundación del hecho turístico, o al menos del viaje. Suena duro relacionar “producto turístico” con vacaciones, la compra y venta con el disfrute ocioso, y sin embargo eso es lo que ahora nos encontramos, invadidos por ofertas enervantes en las páginas de periódicos, emails, vallas publicitarias… Turistas a la postre tan presionados por visitar como oprimidos por consumir, dice Michel. La mundialización humanista que proclama sería un mestizaje entre el “Volem vivre al pais” y el “les frontières on s’en fout”, dos gritos sesentayochistas, el primero occitano, el segundo nacido de la revuelta obrera y estudiantil. Ir más lejos del descafeinado discurso de la sostenibilidad si se desea en verdad salir de las posiciones viejas de lo turísticamente correcto. Propone en fin, dos vías:

– Para las poblaciones autóctonas de los países del Sur, dotarlas de un “pedestal” sociocultural autónomo, capaz de resistir ante la mundialización y el turismo de masas, reforzando cinco ejes principales: la lengua, las creencias, la cultura, la organización social y familiar y la historia.

– En los países del Norte, se hace preciso romper con el discurso impostor del desarrollo, vivido como nueva religión occidental y liberal. Cuatro alternativas para retomar un sentido del viaje personal y colectivo, para arrancar de las manos de los traficantes de sueños el comercio de los viajes: un viaje diferente al estilo de un ‘slow travel’, permanecer en casa para re-apropiarse del espacio físico y social próximo junto a su universo, viajar lejos de casa pero haciendo prueba de una real apertura al otro así como con imaginación e iniciativas originales, viajar al corazón mismo de la inmigración visitando aquello que algunos no quieren ver jamás, y también haciendo visibles a los inmigrantes en nuestras propias vidas, en nuestras casas.

Viajando al fin con la mochila en casa…

 

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TURISMO RESPONSABLE, SOLIDARIO, ETICO, JUSTO, ECOTURISMO…

 

Llegado el verano, no hay medio de comunicación que se precie de estar al día de las últimas tendencias viajeras, que no tire del consabido artículo acerca del turismo ético, responsable, solidario, justo o cualquier otra de las acepciones que tratan de definir algo  tan difuso como confuso y que amenaza con renovarse sucesivamente con la aparición de nuevas denominaciones. Sólo el turismo sostenible o el ecoturismo son términos comparables en cuanto a generación de ofertas y definiciones igualmente poco claras.

Este verano, por sólo mostrar algunos ejemplos destacados se escribió de ello EL PAIS, LIBERATION, THE GUARDIAN o BLOG DE VIAJES. El reportaje del diario español destaca los viajes de turismo solidario en los que participan jóvenes voluntarios comprometidos políticamente, de ahí que las actividades ofertadas por las ONGs se dirijan a Palestina o a los campos de refugiados saharauis, tal que herederos directos del turismo militante que en su día  tuvo como destino a Cuba, Nicaragua, Chiapas, entre otros entornos de atracción revolucionaria, y que más reciente tuvo su foco en Venezuela. Más innovador ha sido el devenir de la oferta del llamado turismo comunitario participativo, con el énfasis puesto en la vinculación directa de las comunidades campesinas sudamericanas. Esta expresión de turismo responsable con el desarrollo socioeconómico de las comunidades se expresa vivamente en la Red de Turismo Comunitario de América Latina. En todos los artículos mencionados es recurrente la mención a las certificaciones como problema y necesidad. Jordi Gascón, experto en estos temas, muestra la dificultad de dar con una solución adecuada en un asunto que mezcla posiciones naturales de las redes sociales con el interés comercial, y se anota la posibilidad de que sea una salida similar a la llevada a cabo para certificar el comercio justo, la que acabe triunfando ante este reto. De ahí el interés de Fairtrade Labelling Organizations International, que está trabajando junto a Tourism Concern en este objetivo. La paradoja es que sean finalmente las multinacionales quienes, tal como ocurriera en el comercio justo, las que acaben –ya lo hacen como demuestra THE GUARDIAN- apropiándose de este nicho de mercado. En efecto, el reportaje del periódico británico desnuda nada menos que los viajes eco-friendly  de Responsible Travel, que acaban destacando por su baja preocupación por el coste energético y ambiental de su oferta –generosa en viajes larga distancia y corta estancia-, en resorts propiedad de conocidas multinacionales y producidos por modestas empresas artesanales como Neilson, división de esquí y navegación de Thomas Cook, con sus 20 millones de clientes anuales. En suma, una denuncia en toda regla del más puro greenwashing, y es que tal como indica el artículo, en 2007, la Advertising Standards Authority trató 561 quejas sobre publicidad sostenible engañosa o exagerada, afectando a empresas como Easyjet, Explore o destinos turísticos como Devon. De resultas de este modo de hacer, por todas partes queda –así lo atestigua la Greenwash Guide de la agencia de comunicación británica Futerra-, una baja confianza de los consumidores hacia el etiquetado verde, disperso además en decenas de confusas certificaciones nacionales e internacionales, particulares o generales…

Esa confusión se muestra en el resultado de encuestas como la realizada por TNS-Sofres en Francia, que cita el texto de LIBERATION. Según ésta, un 61% de los entrevistados se dice estar mal informado acerca del turismo responsable. En palabras del sociólogo del turismo, Rachid Amirou, existe una confusión permanente, nadie está persuadido de haber comprendido…A pesar del desconocimiento, un 7% dijo haber participado en 207 en un viaje responsable. Dos asociaciones profesionales, ATR y ATES, han movilizado en los últimos años a 150.000 y 6.000 viajeros respectivamente. Escaso número en un país que recibe casi 80 millones de turistas al año y donde 30 millones hacen vacaciones anualmente (8 millones al extranjero). Se trata en todo caso de una oferta tachada de elitista –un 30% más cara- siempre que se la relaciona con viajes lejanos y exóticos, posiblemente menos responsables y por supuesto caros, que una tranquila estancia en una gîte rural.

Si bien es cierto que este turismo en paraísos ambientales lejanos puede estar jugando un importante rol socioeconómico –véase el caso de Kenya-, no lo es menos que la reivindicación de un turismo responsable con el entorno, las poblaciones y con el sistema turístico en su conjunto, demanda la reivindicación de la estancia más larga, el viaje compartido y la visita a lugares cercanos, por encima de las ofertas comercializadas fraudulentamente en nombre de todas estas bondades ambientales.

 

OTRAS LECTURAS:

Gascón, Jordi, Ernest Cañada y Alberto Sánchez Argüello (2007), El turismo y sus mitos, Enlace, Managua. 978-99924-49-42-4.

– Tudurí, Carles. Turismo responsable, 30 propuestas de viaje. Alhena Media, 2007.

– Françoise El Alaoui. Tourisme equitable

– CANAL SOLIDARIO. Viajes Solidarios

 

 

 

 

 

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TURISMO Y GLOBALIZACIÓN

Frente a la visión del turismo como paradigma de la globalización, el sociólogo Julio Aramberri mantiene que éste favorece en menor medida la integración entre sus componentes que otros sectores como el sistema financiero, las industrias audiovisuales o las redes de información. Esto se refuerza merced a que las principales fuentes estadísticas –OMT, WTTC y WEF-, se basan en el análisis de indicadores muy limitados, en especial al no considerar al turismo “doméstico” entre sus fuentes. Aramberri afirma que “…lejos de una generalización de la tendencia de todas sus partes, parece que el turismo mundial se distribuye en conjuntos o clusters donde el turismo se presenta cada vez más integrado entre emisores y receptores”. Obviamente los tres conjuntos destacados son los constituidos por Europa junto al Mediterráneo Sur y Norte, Norteamérica con Méjico y Caribe y en tercer lugar Asia Oriental al Norte y al Sur. Concluye que el sistema turístico mundial no se estructura en grandes flujos intercontinentales sino en conjuntos regionales o interregionales, contando cada uno con sus países claves y su hinterland. Al faltar esos hitos en zonas como Africa, Latinoamérica, Asia Meridional u Oriente Próximo, el turismo es escasamente globalizador. Sistematiza los datos del Consumo Turístico de los Viajes & Turismo (V&T) y su comparación con el PIB nacional, estructurando el turismo mundial en tres grupos (V&T/PIB):

I) Gran Incidencia. Países de bajo desarrollo y diversificación; islas o pequeños territorios; próximos a grandes mercados emisores: Maldivas, Zimbabwe, Fiji, Croacia, Rep. Dominicana.

II) Desarrollo sostenido:

II.1) Países desarrollados. Países desarrollados más otros cinco miembros de la UE, representando el turismo más del 10% del PIB, economías diversificadas, receptores y emisores importantes, mercados internos de altas rentas y productos turísticos diversificados.

II.2) Estrellas Ascendentes. Países en rápido desarrollo, economías crecientemente diversificadas con peso de la industria de V&T, destinos bien posicionados y próximos a mercados emisores: Túnez, Tailandia, Marruecos, Costa Rica, Malasia, Egipto, Kenia, Turquía, Senegal…

II.3. Intermedios. Economías poco diversificadas, a veces islas (Papúa), a veces más desarrollados (Hungría, Polonia), cercanos a mercados emisores (Ucrania, Albania).

III) Atrasados. Areas menos desarrolladas, bajo PIB y renta per capita, mercados interiores limitados, economías poco diversificadas y distantes de mercados emisores. Países como Federación Rusa, Vietnam, Méjico, Sudáfrica, China, Argentina, Pakistan, India o Bangla Desh.

Aramberri opina que el turismo seguirá animando una globalización limitada. Por otra parte, la correlación entre desarrollo humano y  turismo, muestra una mejora en educación, salud o lucha contra la pobreza paralela al incremento de llegadas turísticas, lo que nos lleva a pensar en el caso de los PVD si es el turismo el factor –o uno de los factores- que contribuye a mejorar estos indicadores o por el contrario es la mejora de éstos la que facilita la llegada de los turistas. El papel del Estado y sus políticas, la actitud de la población, su historia y cultura, son determinantes junto a los factores físicos y ambientales, las infraestructuras, inversiones y condiciones de acceso, de un mayor o menor crecimiento de la actividad turística. En este sentido, el  World Economic Forum, está elaborando un Indice de Competitividad Turística (TTCI), como instrumento con el que potenciar la competitividad turística de los PVD y reducir la pobreza. El Indice combina 14 indicadores, agrupados en tres subíndices: Base normativa, Infraestructuras y entorno de negocio, y Recursos culturales, naturales y humanos. La OMT como colaboradora, ha pedido un ajuste metodológico del TTCI que module la penalización que representa en este ranking el hecho de valorar el desarrollo sesgadamente en aspectos críticos en los PVD. En todo caso, añade la OMT, deberían darse importantes transferencias de fondos para pulir las grandes diferencias de la actual situación de partida.

 

 

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